“Quien no quiera responsabilizarse por el mundo, que no eduque"
Joan Carles Mélich, Totalitarismo y Fecundidad


“El mundo se repite demasiado.
Es hora de fundar un nuevo mundo”
(Juarroz, R. Poesía vertical (antología),en Bárcena, F. y Mélich, J."La Educación como Acontecimiento Ético")

"Educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada hombre lo que le impide ser él mismo" (Olivier Reboul)

martes, 2 de febrero de 2010

Respuesta a artículo de Gran Valparaíso, que critica la postura de la derecha que invita a una polìtica de los acuerdos

EN: http://www.granvalparaiso.cl/v2/2010/01/27/no-no-estoy-de-acuerdo/

Totalmente de acuerdo con Wilson, quien denuncia muy lúcidamente lo que él llama la “prédica de la amplitud” de la derecha, que no es más que otra hábil jugarreta política para dividir el país, para decir, arrogantemente “quienes no están con nosotros es porque están en contra de Chile”., como si el sólo hecho de querer debatir cuestiones o no estar de acuerdo supusiera caos. !Por favor, hasta cuándo la prepotencia disfrazada, la condescendencia, el arrogarse el derecho de decidir qué tipo de democracia queremos! Basta ya de esta democracia de las elites, que prefiere acordar entre cuatro paredes lo que “es conveniente”, dejando a todo el resto del país afuera. ¿Un ejemplo? La mesa de conversación que los secundarios ejemplificadoramente lograron establecer para discutir la LOCE, y que dio fruto a una propuesta que la Concertación y la derecha terminaron por ignorar para redactar el proyecto de la LGE a puerta cerrada. He ahí un ejemplo de cómo la política de los acuerdos permite que velen por sus propios intereses, sin hacer ruido, pero con la aborrecible invisibilización de la voz de todo un país que reclama ser escuchado.

Tal cual dice Wilson, efectivamente la Alianza por Chile no fue precisamente colaboradora, paciente ni generosa con la Concertación, pero aprovechan la desmemoria de nuestro país, cual 1984 de Orwell, diciéndole a la opinión pública cuál es el enemigo hoy.

Una pena, una vergüenza y una indignación, que merece ser criticada enérgicamente.

Priscilla Echeverría De la I.
Profesora

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